Yo e’pero
Ya hace semanas que empezó a circular este video, no lo he visto en televisión abierta, me imagino que en los canales religiosos sí se está pautando, pero en los días de su salida, se comentó bastante en las redes sociales. Cuando lo vi, me pareció totalmente acertado y mi primera impresión fue: «eso es lo que la iglesia tenía que hacer. Lo único que tenía que hacer».
Y sigo pensando igual. La posición de la iglesia es esa, esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales, y a enseñar eso es que debe dedicarse. En lugar de pretender coartar la libertad de expresión y acción de otras instituciones, debe enfocar sus energías y sus recursos en EDUCAR, no reprimir. Educar con sus métodos, sus propias enseñanzas.
Me parece que el mensaje que transmite esta pieza es acertado hasta cierto punto. Y no lo es totalmente sólo porque al final, por supuesto, no pudieron evitar dejar su impronta de juicio, calificando de «contra los valores” la posición opuesta. Otro punto, reprochable a mi entender, es la frase “las consecuencias pueden ser fatales” ya que está dirigida a atemorizar, pero el resto de la comunicación está bien enfocada.
Eso también es válido en la educación sexual sana: enseñar a esperar, inculcar las razones por qué es mejor hacerlo y sobre todo, darle la opción al adolescente de que puede hacerlo, puede elegir esperar o no esperar. Con información puedes elegir qué quieres.
Abstinencia, pero con criterio, entendiendo la realidad de los jóvenes, del entorno, de la libertad.
Ese es el punto.
«Puedes esperar, tienes derecho a decir que no, pero si decides no hacerlo, aprende cómo cuidarte». Eso sería para mí el mensaje correcto, pero pedir esto, de la Iglesia, sería demasiado; nunca lo harán, pero soñar no cuesta nada.
Siempre dije que, en mi opinión particular, a la campaña de Profamilia le había faltado una versión que motivara a la abstinencia, pero después pensé que ese no es el trabajo de esta institución, su objetivo es promover la libertad de derechos sexuales y reproductivos y contribuir, con esa educación, a detener la avalancha de enfermedades y embarazos no planificados en nuestra población adolescente y joven. Punto.