Advierto la avalancha de comillas de este post.
«Los anticonceptivos son enemigos de la familia».
Según la Carta Pastoral, ésta es una de las razones del «descalabro social» que vive el país. Claro, porque llenarse de hijos no deseados o que no puedes mantener, son el secreto de la felicidad eterna. Anja.
El matrimonio gay y el «desenfreno sexual» son otros de los enemigos de las «buenas costumbres y los valores morales». Y yo pienso que, para variar, los representantes locales de la Santa Iglesia están enfocando sus cañones a la dirección más errada y fácil de todas. ¿Por qué la Iglesia no habla de la falta de educación escolar, de las niñas que son obligadas (vendidas) a unirse a hombres adultos para mantener a sus familias, hasta para comer, por qué no reconoce que su negación a la educación sexual de niños y niñas,es una de las razones que empuja a generaciones completas al mismo círculo de miseria?
¿Por qué no buscar las causas en la desigualdad social, en la falta de oportunidades para TODOS, hombres y mujeres, en la impunidad que permite al poderoso robar y al pobre, «joderse»? ¿Por qué no habla de la perpetuación del modelo machista que facilita, o justifica, que el hombre tenga varias familias, con hijos por doquier, hecho que es alabado por la sociedad, incitado desde que el niño empieza a hablar? Ese modelo de macho que tantas veces engendra ese ausentismo paterno, dolorosamente reproducido en miles de familias dominicanas. Hombres que preñan y parten, que a veces sólo proveen y otras tantas ni eso.
¿Por qué no reconocen que el clima de opresión que deben sobrevivir los homosexuales y las lesbianas, crea el escenario perfecto para las dobles vidas, los engaños, la vulnerabilidad? Cuando una sociedad no permite a sus miembros vivir en total y completa de libertad de elegir a quién ama y a quién se une, algo está muy mal.
Y, por supuesto, según la Pastoral, el divorcio es otra de las principales causas del tollo social que vivimos, porque las golpizas, la violencia, la infidelidad patológica, la falta de amor, son tal vez las claves de un matrimonio duradero y feliz. Ah verdad, que en el 1954, donde se quedó la Iglesia, sí lo es.
Ayer jueves, Inés Aizpún, siempre certera, hablaba también de la doble moral de la sociedad dominicana (común en todas las sociedades que viven bajo el esquema conservador y machista), que aúpa al personaje público y se hace de la vista gorda ante sus «indiscreciones» y «deslices privados», como suelen denominarse a las amantes, queridas y segundas-terceras familias de los hombres prestantes.
No pretendo crear un tratado sociológico de por qué nuestra sociedad va por la cloaca, ya que no poseo ni los estudios ni la preparación, pero como simple mortal, madre, ser humano, ser con tres dedos de frente, fallo al tratar de entender cómo se insiste en buscar culpables donde no están.
Esta es la nota del Diario Libre que reproduce parte de la carta.